jueves, 17 de marzo de 2011
Contracrónica Real Madrid-Lyon: La mística ha vuelto
Por Pablo Calvo
La mística, esa vieja conocida que hace tanto que no veíamos, ha vuelto al Teatro de la Castellana. El colosal Bernabéu tuvo el lujo, lujazo, de presenciar una exhibición por parte de su equipo en todos los ámbitos del fútbol. En lo táctico, en lo técnico y en lo emocional, con los sentidos homenajes deseando la recuperación de Japón y Eric Abidal. Sí, por más que le pese a la UEFA.
Si bien el partido empezó como una lotería que podía caer para cualquiera, el Real Madrid fue tomando la batuta lenta pero constantemente. Si bien el Lyon apretó durante algunos minutos, nunca transmitió sensación de peligro real. Lisandro, que volvía de su lesión y había marcado cuatro goles en dos partidos, fue el estandarte de su equipo junto con los extremos. La realidad es que la defensa de los merengues fue desastrosa durante gran parte de la primera mitad. Los franceses atacaron inteligentemente el talón de Aquiles de los locales: los laterales. Para más inri, las coberturas no llegaban, ni los dobles marcajes. Esto resultó en un desbordamiento constante, con una lluvia de centro que duró cinco minutos, y que llevó al Lyon a creer. Y es que Puel, durante la semana, decidió invertir en quimeras con sus declaraciones para venderle ilusión a sus pupilos, todo esto para ver si sonaba la flauta. Pero esta clase de inversiones suelen caer en saco roto y ésta no fue una excepción. El sueño se mantuvo intacto 37 minutos, hasta la apertura del marcador, y se convirtió paulatinamente en pesadilla durante los siguientes 30 minutos. Luego acabó por despertar con el tercero y ver cómo gana este Madrid, una tuneladora, en el verde del Santiago Bernabéu. Bienvenido a la realidad, Puel. Esto es Madrid.
La clave del partido pasó por la paupérrima actuación de los centrales Cris y Lovren, un auténtico coladero durante todo el partido. Los tres goles llegaron por clamorosos fallos suyos y por las pillerías de los pícaros peloteros madridistas. El conjunto de Mou, en su totalidad, fue una orquesta que no desafinó. La mancha tal vez fue el violín de Cristiano, desafinado por su poco uso y oxidado por la lesión que lo apartó de los rectángulos de juego durante quince días. De todos modos, las superlativas actuaciones de Xabi Alonso, Özil, Di María, Benzema y Marcelo relegaron cualquier mala performance de sus compañeros. Incluso la de Pepe, que aún no sé cómo no se fue expulsado tres veces por feas entradas a Lisandro y Cissokho.
En fin, el Bernabéu volvió a disfrutar de ese ambiente de grandes citas europeas, ese del que tan acostumbrados estábamos durante toda nuestra gloriosa historia pero que estos últimos seis años alejaron injustamente, haciendo que nuestros vetustos recuerdos se disiparan. La afición jugó su partido también, aunque intermitente, pero lo más importante es que por fin ve nuevamente a su tan amado equipo en cuartos de final, ahuyentando los maleficios de octavos y del OL de la mejor manera: con fútbol de alto vuelo y un recital de goles. Es lo único que le pedían a sus jugadores, y fueron correspondidos. Y a Mourinho, que dijo que esto para él es un reto menor, solamente resta darle las gracias por el cambio de actitud que fomentó en la plantilla, por volver a hacer de este club una verdadera potencia europea y por darnos eso que ni Pellegrini, ni Queiroz, ni Luxemburgo, ni Schuster, entre otros, supieron ofrecernos: competitividad. Competitividad real. No caer goleados por un segunda B o ser vapuleados tácticamente por un equipo cuyo presupuesto es cuatro veces menor.
Lo que sí está claro es que los otros siete equipos clasificados para cuartos tienen motivos para temblar: el gran titán blanco, el león infinito, el azote de la Champions, el estoico nonacampeón y su mística están de vuelta. Yo, sin lugar a duda, tendría mucho miedo.
Premio Di Stefano - Marcelo. Épico partido del brasileño, demostrando a esos ignorante, con más boca que raciocinio, que es uno de los grandes valores de este Real Madrid 2011.
Premio Tuercebotas - Cris. Cris o Lovren, mismo da. Nefastos durante todo el partido. El brasileño especialmente en el gol de Benzema, que con una ventaja de 3 metros se deja comer la galleta por el gato francés.
Premio Stoichkov - Pepe. Se le salió la cadena una vez más y podría haber complicado sobremanera a sus compañeros si se iba expulsado. Hay que contenerlo.
Premio Redondo - Xabi Alonso. El tolosarra es un jugador muy completo y está en un estado de forma admirable. Gestionó el cuero en el centro del campo de manera inteligente y robo muchísimo. También fue el que más corrió: más de 11 kilómetros.
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