domingo, 13 de marzo de 2011

Contracrónica Real Madrid-Hércules: De gato a lyon

El Real Madrid superó un trámite que se presentaba más complicado de lo que resultó ser. Özil lanzó la maquinaria merengue y Benzema marcó su segundo doblete consecutivo. Gran labor de Arbeloa.




Por Pablo Calvo

El partido, en los papeles, se presentaba complicado. Principalmente por las rotaciones que introdujo Mourinho en vistas el partido del miércoles contra el Olympique de Lyon, pero también por la sombra extendida de la victoria herculina en el colosal Camp Nou. Nada más lejos de la realidad. El Real Madrid dominó de principio a fin y sólo pasó algunos apuros en el primer tiempo, cuando ya mandaba 1 a 0.

La verdad es que el partido no tuvo gran historia y fue bastante aburrido. Me compadezco de los aficionados que se movilizaron hasta el Santiago Bernabéu, sobre todo con el frío que azotaba a Madrid ayer.

Luego del minuto de silencio por las víctimas en el terremoto de Japón (hermoso detalle del Real Madrid, no sé si proveniente de la RFEF), con homenaje incluido, los primeros 15 minutos fueron un monólogo madridista. Fue entonces cuando el Hércules, ante la pasividad de los locales, optó por el intercambio de golpes. Con mucha dignidad, sin duda, pero con escasos resultados. El Real Madrid, a pesar de jugar con la cabeza en otro lado, sigue pegando como un peso pesado, mientras el Hércules fue un mero peso mosca. Ya con el dos a cero en el electrónico, el once de Mou dosificó flagrantemente y comenzó a tocar en el centro del campo sin profundidad, sin intención de marcar. La innecesaria entrada de Xabi Alonso al rectángulo de juego no cambió mucho el planteo establecido hasta entonces y hasta Khedira, que volvía a jugar, se dio el lujo de intentar marcar un gol. El partido parecía una pachanga entre colegas más que un encuentro de Primera División. Una pachanga tal que Mourinho se tomó la libertad de darle la batuta del equipo a Lassana Diarra y el mando de la defensa a Sergio Ramos, un suicidio en cualquier otra circunstancia. Lo que está muy claro es que no se puede culpar al Hércules de la mediocridad que nos tocó ver ayer por la noche, ya que hicieron un partido más que digno. No es sorpresa ya, en el ecuador de la segunda vuelta, que los alicantinos intentan jugar al fútbol, incluso en estadios como el Bernabéu o el Nou Camp. A veces hasta lo logran con grandes resultados. Y chapeau por ellos, oye.

El bajo rendimiento de Marcelo y Di María se vio contrastado por la gran actuación de Arbeloa y Özil. Granero, nuevamente titular, no estuvo profundo y falló en algunas coberturas, dejando en evidencia sus aptitudes defensivas, las cuales va a tener que trabajar. Ramos y Albiol de centrales, lejos de estar maravillosos, cumplieron en una cita que no les exigió demasiado. Casillas tuvo dos intervenciones estupendas y el resto del partido, lo de siempre: un espectador más. A veces pienso que debería llevarse pipas para comer algo mientras ve a sus compañeros jugar. Incluso Canales tuvo sus minutos, que pasaron sin pena ni gloria, como ya viene siendo costumbre. El chaval me está defraudando cada vez más. Mención especial merece el gato Karim Benzema, que marcó un doblete por segunda vez consecutiva. ¿El gatito se está convirtiendo en león? Por cierto, el otro felino, la pantera Adebayor, ná de ná.

Sin duda, este encuentro no pasará a los anales de la historia balompédica. Solamente sirvió de antesala, de primer plato, para el verdadero choque que debe afrontar el Real Madrid esta semana: el Lyon por Champions este miércoles a las 20:45. Veremos allí si el león es león, si sigue siendo gato, y si los merengues rompen esa barrera de los octavos de final, tan impropia de su historia, y la maldición del Lyon se acaba de una vez. Siempre que llovió, paró. Digo yo, ¿no?


Premio Di Stefano - Benzema. Dos goles y muchos detalles interesantísimos. Gran partido del atacante galo.

Premio Tuercebotas - Portillo. ¿Jugó ayer?

Premio Stoichkov - Pulhac. En un partido sin dureza, le propinó una fea patada a Arbeloa. Sin mala intención, aparentemente, pero con riesgo de lesión. Fue el único amonestado del encuentro.

Premio Redondo - Özil. ¿Quién sino?

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