Por Pablo Calvo
Mientras que el domingo hablábamos del número siete como una maldición, esta vez el dígito representa una nefasta racha negativa que se corta: el Real Madrid, después de siete años, después de esa final perdida contra el Zaragoza dos a tres, vuelve a la final de la Copa del Rey en un escenario de revancha inmejorable contra el eterno rival Barcelona.
El trámite del partido se desarrolló de manera solvente por parte del Real Madrid, que salvo el "gol anulado" a Negredo, no pasó mayores sobresaltos. Sí es verdad que en el primer tiempo el peso del partido lo llevó quien lo tenía que llevar, o sea el Sevilla, pero el equipo merengue, con un Carvalho excelso por enésima vez en la temporada, contuvo los embates de los hispalenses sin demasiados inconvenientes. A pesar de que los de Nervión eran los que debían buscar la victoria, los blancos contaron con las mejores oportunidades en los primeros 45: un tiro en el palo de Di María y un mano a mano de Cristiano Ronaldo que todavía no sabemos cómo lo desperdició.
El planteo que ofreció Mourinho en la noche madrileña fue de contención, con los laterales más atados a la labor defensiva que de ataque y con con el tándem Alonso-Khedira para parar a los mediocampistas sevillistas. Nuevamente, la clave del parte pasó por cegar las bandas, neutralizar a Jesús Navas y no dejar que Kanoute reciba con extrema comodidad. Arbeloa se encargó de parar al extremo campeón del mundo y Carvalho fue una pesadilla para Kanoute, que a pesar de todo fue de lo mejor del Sevilla. Aunque si el Sevilla estaba aún peleando por la final era pura y exclusivamente a causa de Varas que paró todo lo que le tiraron, algunas incluso muy complicadas, como el mano a mano con Ronaldo.
En el segundo tiempo, el Real Madrid impuso su juego y comenzó a controlar el balón, así como a lanzar raudos contraataques que generaron diversas ocasiones de gol. Disfrutó de varias oportunidades para romper el cero en el electrónico, por parte de Benzema y Cristiano, pero la nula puntería de los de arriba hizo que el Madrid sufriera en exceso, en un partido que debería estar más que sentenciado en los primeros lances de la segunda mitad. El destructivo Khedira tuvo que disfrazarse de Alonso para meter un pase estupendo en profundidad para su compatriota Özil, la figura del campo. El mediapunta alemán enseño a sus compañeros de equipo cómo se define con sangre fría y abrir finalmente el marcador, poniendo un clavo más al ataúd del Sevilla que veía como su segunda final consecutiva se esfumaba en el verde del Bernabéu.
A partir de ahí, el Sevilla recordó que tenía que ganar el partido para pasar la eliminatoria y comenzó a atacar con más ímpetu. Con más ímpetu que con fútbol, dado que no hacía más que ver frustrados sus intentos ante una zaga madridista que fue una auténtica muralla que no fue superada en ningún momento. Ni siquiera la entrada de Perotti y Luis Fabiano permitieron al Sevilla llevar peligro a los dominios de Carvalho, que fue el rey del área local. Los de Nervión eran completamente estériles en ataque.
Mourinho fulminó todos sus cambios en los últimos diez minutos, permitiendo la entrada de Adebayor, Granero y, al final de todo, Lass. El togoleño fue un revulsivo absoluto para el partido, ocasionando la expulsión de Sánchez, que segó al delantero cuando éste se iba solo contra la portería de Varas. Luego, en la salida de un córner, marcó un golazo impresionante, enviando un recadito a Benzema, que ayer fácilmente marró cinco o seis ocasiones manifiestas de gol, para irse con su cuenta a cero nuevamente. Está claro que el africano fue las antípoda del francés: le bastó diez minutos y una ocasión para mandarla adentro de la portería sevillista. Cambiamos al gato de la Galia por la pantera africana.
En conclusión, el Real Madrid no pasó los apuros que parecía que iba a pasar con un Sevilla pintado para la batalla, literalmente. Los hispalenses salieron a ver qué pasaba. Incluso Manzano afirmó que salió con un planteo para evitar que el Madrid no marcara un gol en los primeros minutos. Seguramente no está muy acostumbrado a Mou, que obviamente no iba a salir a meterle cinco goles a los rivales, sino a temporizar el partido de manera inteligente y jugar con la desesperación de los necesitados, los visitantes. El error táctico de Manzano posiblemente le haya costado la elimnatoria, pero siempre están las ruedas de prensa para hablar mal del Madrid y de su entrenador. Todo sea para salir en la portada de los periódicos al día siguiente: si no se hace por ganar, habrá que hacerlo atacando a los sospechosos habituales. Ahora al madridismo le espera una final muy aguerrida contra el implacable Barça. Pero en noventa minutos, todo es posible y cualquiera puede ganar. Como dijo Don Vicente Del Bosque, el hombre del nabo de oro, "la final está al 50%". Un hombre sabio, sin duda.
Premio Di Stefano - Özil. Si vieron el partido de ayer del alemán, no hace falta que comente nada. Si no lo vieron, recomiendo que lo vean porque es una lección de fútbol.
Premio Tuercebotas - Navas. El campeón del mundo fue una sombra de lo que suele ser. Arbeloa le hizo la vida verdaderamente imposible.
Premio Stoichkov - Sergio Ramos. Una entrada de tarjeta naranja por lo menos al final del partido, cuando estaba todo sentenciado, casi le cuesta la final. Éstas son las "idas de olla" que no soporto del andaluz...
Premio Redondo - Khedira. ¿¡Qué!? Pues sí, el alemán criticado por todos por ser un burro con el balón en los pies. Ayer Khedira destruyó mucho juego de los visitantes, pero con una elegancia alucinante. No estuvo muy impreciso con el balón y hasta se dio el lujo de meter una asistencia de antología. Elegancia made in Germany.
Datos curiosos:
Mouriho nunca perdió una final en su carrera. Guardiola tampoco. Alguna racha se cortará el 20 de abril.
La final se celebrará escasos tres días después de la vuelta del Clásico en el Bernabéu.
El Real Madrid jugó tres partidos contra el Sevilla en lo que va del año y ganó todos. Asimismo, no encajó ni un solo gol.
Esta final garantiza virtualmente (suponiendo que el Barcelona o el Real Madrid ganan la Liga, lo que parece un hecho a estas alturas) una Super Copa entre los dos colosos españoles. ¡Podemos llegar a disfurtar de 5 Madrid-Barça este año!
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