viernes, 14 de enero de 2011

Contracrónica Real Madrid-At. de Madrid: La sinfónica del alemán

Por Pablo Calvo

No hablo de la sinfónica de Bethoveen ni mucho menos. Hablo de la sinfónica del alemán Özil, que ayer sacó los violines del almacén y organizó la orquesta blanca que dio un verdadero concierto balompédico ante un endeble Atlético de Madrid que jugó sólo 7 minutos.

Los equipos presentaron sus clásicos planteamientos. La novedad en los colchoneros fue el retorno de Forlán y el debut, quizás un poco precipitado, del valenciano Juanfran, el flamante fichaje atlético procedente del Osasuna. La vuelta de Khedira al once titular era el único cambio de Mourinho con respecto a la alineación que enfrentó al Villareal el domingo pasado.

Quizás lo peor que le pasó a los rojiblancos fue marcar tan temprano en el encuentro, un gol que, valga la aclaración, no debió subir al marcador por fuera de juego, bastante claro, del Kun Agüero en el comienzo de la jugada que remachó Forlán. Hasta ese entonces, el Real Madrid dominaba sin paleativos el encuentro y fue una sorpresa que el Atlético, con una jugada fulgurante, batiera la portería de Casillas primero. Esto causó que el conjunto de Quique se replegará inmediatamente, para intentar conservar el empate y dejando mucha ventaja a los mediocentros blancos que ayer no dieron oportunidades a un pobre centro del campo visitante, que no aportó ni recuperación del balón, ni presión, ni salida. Fue un barco perdida a la deriva, que se movía al ritmo del viento blanco que soplaba solamente en dirección a la portería de De Gea.

A pesar de verse por debajo en el marcador, el equipo merengue no cesó en sus incursiones ofensivas, lideradas por el director Özil, que cuando blandía la batuta, la defensa atlética sufría mucho. Luego, de varias jugadas en ataque, con un instrumento principal llamado Cristiano Ronaldo, el conjunto madridista logró el empate con un preciso centro al segundo palo, proveniente de un córner que lanzó Di María. El que cabeceó el balón al fondo de las mallas fue Sergio Ramos, no sin que los colchoneros reclamaran efusivamente falta del de Comas en el salto. Una falta que no fue. Con el gol comenzaron a sonar los primeros tambores de guerra en el Bernabeu y la tragedia rojiblanca se mascaba.

Quizás la principal razón del vendabal de los de Chamartin fue la previamente citada superioridad en el centro del campo. Y es que Khedira y Xabi Alonso dominaban la zona, ayudados por el buen partido de Marcelo y Arbeloa en los laterales, y de la tibia presión que ejercía Benzema en la salida rival del balón. El aporte ofensivo de Marcelo le dio mucha libertad a un Cristiano Ronaldo que en los primeros 45 minutos, a pesar de pecar de individualista en algunos lances, fue un torbellino ingobernable para Dominuez y Perea. Si a eso le sumamos la armoniosa sintonía de Özil y Di María, podemos afirmar sin dudas que el Real Madrid no terminó muy por delante en el marcador por culpa y obra del portero De Gea, que paró todas las que le tiraron menos el gol. Otro de los motivos de irnos al descanso en tablas fue la pobre interpretación del desafinado Benzema, que tenía unos tiempos en el compás diferentes a los de sus compañeros, llegando tarde a todas y cada una de las jugadas.

Sin duda lo mejor que le pasó al Atlético, aparte del primer gol, fue terminar la primera mitad con un inmerecido empate.

La segunda mitad la marcó el ritmo frenético de la sinfónica madridista, imponiendo su melodía y no dejando cuartelillo a un desauciado conjunto colchonero que no veía la hora de que termine el concierto.

Özil era un auténtico dolor de cabeza para los mediocampistas y laterales visitantes y no encontraron la forma de pararlo. Quique preparó unos cambios muy defensivos para deterner las internadas blancas, pero no fue posible, dado que luego de una recuperación en la línea de centro del campo, por enésima vez, nació el exquisito pase del alemán para la entrada por el segundo palo de los dos atacantes madridistas Kaka, reemplazando al descafeinado Benzema, y Cristiano. El primero no pudo, pero el segundo se deslizó y rompió el empate en el marcador empujando el balón dentro de la portería de De Gea, que nada pudo hacer al respecto.

El monólogo blanco continuó, gracias la asfixiante presión y la nulidad rojiblanca en la medianera, y los de Quique se dedicaron a simplemente defenderse como un gato panza arriba, esperando que un muy abierto 2-1 en el resultado les dé una oportunidad de remontada en la vuelta de la semana que viene en el Calderón. Parecía que así terminaría el partido, hasta que un auténtico blooper en el área colchonera, resultado de un rechace de Filipe Luis que da contra Dominguez y el balón se le escurre entre las piernas, significó un balón limpio para Özil en el punto de penalti que aprovechó para perforar la meta rojiblanca por tercera vez en la noche y encarrilar mejor la eliminatoria. Incluso tuvo dos más el Real Madrid que, gracias a la rapidez de Dominguez en una y al increíble error de Gago, de haberlas marcado, podríamos estar hablando de un auténtico baño en el derbi, tanto futbolístico como de resultado.

También hubo tiempo para la polémica, además de las situaciones de los dos primeros goles que dieron qué hablar. La verdad es que el tercillas de turno ha dejado jugar mucho, fomentando el dinamismo en el juego. Pero también hay que decir que en algunos lances del juego hubo un juego quizás demasiado brusco que debería haber sancionado con tarjetas para bajar los decibelios del choque. La recuperación que desembocó en el segundo gol blanco fue muy protestada por el Kun Agüeron, que afirmaba behementemente que había recibido falta de Marcelo. También hubo una dura entrada de Cristiano Ronaldo a Ufjalusi que podría haber significado la tarjeta roja para el luso, que finalmente se llevo la amarilla. Los colchoneros pidieron fervorosamente dos penaltis de Sergio Ramos al Kun, que a nuestros parecer, no han sido. Valga recalcar que la jugada del segundo penalti reclamado, el argentino controla el balón con el pecho pero lo acomoda con la mano, por lo que la jugada debería haber sido invalidada con anterioridad.

Premio Di Stefano – Özil. Majestuoso partido del director de la orquesta. Un genio con el balón que puede dar muchas alegrías al madridismo.

Premio Tuercebotas – Benzema. El ariete galo ha cuajado un partido penoso, llegando tarde a todas las jugadas, anticipado por los centrales rojiblancos permanentemente y, pese a su leve mejoría en la presión, aún sigue siendo esteril en la recuperación alta del balón.

Premio Stoichkov – Sergio Agüero. Luego de que el equipo maridista echará el balón fuera para que el argentino sea atentido, aprovechó que sus compañeros no habían devuelto el balón para realizar un desmarque y comenzar una jugada de ataque. Ante el estruendo causado por los pitos que caían de las bancadas, finalmente el Atlético devolvió la redonda. Un gesto muy feo y anti-deportivo que no ayuda a la imagen de un club señor como el Atlético de Madrid.

Premio Redondo – Özil. Partido elegante del director de la orquesta de Chamartín. El teutón hizo bailar al conjunto de Quique Sanchez Flores al compás de su música, música clásica, no a la que Quique acostumbra ver en los espectáculos de su tía.

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