Por Pablo Calvo
Ya más por tradición y costumbre que por fútbol, un impasible Real Madrid se impuso a un flojo Atlético de Madrid en un partido que dio más sueño que otra cosa.
El encuentro comenzaba con un nuevo experimento de Mourinho, un 4-2-3-1 como el que suele plantear, pero con Marcelo en el medio del campo para acompañar a Di María y a Özil. Otra vez en punta iba a estar Cristiano en solitario, como referencia en ataque. Los colchoneros salieron también con solamente un delantero, Forlán, apostando a corregir lo que les costó el partido de ida: la pérdida del mediocampo. Por eso saltaron al césped Assunçao, Elias, Mérida y Tiago.
No obstante, y a pesar de los esfuerzos de los antes citados, los rojiblancos vieron una vez más cómo los pivotes blancos dominaban la zona, controlando el flujo del juego. Fruto de ese control, cayó el primer gol de los de Mourinho, luego de una gran jugada colectiva que combinó hasta seis jugadores blancos para que finalmente marcara Cristiano Ronaldo a pase de Sergio Ramos, que se desvió ligeramente en un zaguero. El silencio se apropió de las bancadas, aunque los aficionados rojiblancos parecían más preocupados por el festejo de Mourinho, de puño cerrado, que por la deplorable actuación de su equipo.
El Real Madrid se encontró con un gol a favor sin merecerlo demasiado, pero tampoco se le oyeron muchas quejas al respecto. La verdad es que el partido fue más bien chato, sin vértigo, y digno de un cero a cero patatero a causa de lo poco que demostraron los equipos sobre el césped del Calderón en la oscura noche madrileña. Más oscuro se le ponía al Atleti cuando Reyes se retiraba del campo de juego lesionado, con un esguince de tobillo, entrando en su reemplazo Diego Costa, el que sería la figura de la velada para los colchoneros.
El entretiempo con un uno a cero en el electrónico obligaba a los locales a marcar tres goles para forzar la prórroga o anotar cuatro para ganar el partido. Por lo demostrado por ellos, parecía casi milagroso que esto fuera así. La eliminatoria se perfilaba estupendamente para los seguidores merengues, más consternados por la interna Mourinho-Valdano y la contratación del ya famoso '9' que por la suerte de su equipo contra los clásicos rivales de la ciudad.
Y lo que parecía se cumplió, dado que la segunda parte sobró tanto que por momentos teníamos que fijarnos expresamente si algunos jugadores blancos seguían jugando, por su fantasmagórica desaparición en el transcurso del juego. Tal fue el caso de Cristiano Ronaldo y Di Mária, que si tocaron cuatro veces el balón durante los segundos 45 minutos, creo que estoy exagerando. Tanto se dosificaron que el Atlético de Madrid se apropió sin querer del centro del campo, 150 minutos después. No por méritos propios, porque seguían siendo igual de desastrosos en esa parte del campo, sino porque Xabi Alonso y Khedira, ante la flagrante falta de ayuda, se acoplaron a la defensa en una especie de anexo de la misma.
A pesar de tener el balón, los locales se enfrentaron a otro dilema: hacer algo con él. Y es que cuando se tiene la pelota, bueno, hay que atacar con ella. Ante tanto crucigrama, el conjunto dirigido por Quique intentó una y otra vez pero como un niño que intenta atravesar una pared simplemente con una varita de madera. Chocaron ineludiblemente contra la muralla blanca sin resultado alguno. Quizás podemos sacar alguna jugada en ataque aquí o allí, pero ninguna que comprometiera seriamente la meta de Casillas, que no sufrió inconvenientes algunos luego de ese error suyo en un despeje en el primer tiempo que casi le cuesta un gol.
Granero y Gago entraron en los blancos, también Kaka. Los tres, lejos de brillar, no estorbaron a la vitoria del Madrid, que era básicamente lo que tenían que hacer. Incluso Kaka parecía que estaba jugando con sus amigos del pueblo, con un trote pasivo de aquí para allá. Si digo que hizo más de un sprint, creo que estaría mintiendo. Pero ese sprint le permitió recibir una pared con Marcelo, luego de iniciar la jugada el mismo con un taconazo espectacular para su compatriota, y lanzar un pase raso para Cristiano, que entraba por el segundo palo, que fue rápidamente interceptado por Filipe Luis, que evitó el segundo gol del luso.
El árbitro del encuentro, Turienzo Álvarez, fue incluso peor que el partido, que ya es mucho decir. Pitó todo al revés y todavía estoy intentando convencerme de que el partido terminó con los 22 hombres en el campo. Fue un partido muy caliente, seguramente por la impotencia e inoperancia de los locales para marcar y porque los visitantes trabaron el partido con mucho físico. Aún así, y a pesar de que incluso Diego Costa cogió del cuello a Carvalho, todos los jugadores estaban sobre el césped cuando a los 90 minutos de juego se pitó el final. Cabe aclarar que Diego Costa se llevó la tarjeta amarilla por esa acción. También le aplicaron la misma sanción a Cristiano Ronaldo por sacar una falta antes de tiempo. Curioso rasero a la hora de mostrar tarjetas amarillas: coger del cuello al rival es lo mismo que sacar una falta rápido.
En conclusión, los dos equipos madrileños aburrieron a propios y extraños con un partido en el cual el Atlético no pudo descifrar la pizarra de Mourinho. Los blancos avanzan a semifinales donde se enfrentarán el miércoles siguiente al Sevilla en el Sánzhez Pizjuán.
Premio Di Stefano - Marcelo. El brasileño fue el único de los blancos que salió enchufado al partido, tanto en ataque como en la cooperación a la hora de defender. Fue el tuerto en el país de los ciegos, no obstante.
Premio Tuercebotas - Di María. Partido horrible del extremo. Hizo todo mal. Se nota que necesita descanso, o quizás que lo espabilen. Sea una o la otra, espero que lo hagan rápido.
Premio Stoichkov - Juanfran. Sí, aunque Diego Costa cogió del cuello a Carvalho, el premio se lo lleva el canterano madridista por una tijera a Xabi Alonso, en la que recibió la amarilla, no sin antes decirle de todo al tolosano por, él cree, simulación. Luego, para rematar la fiesta, lesionó a Khedira con una entrada a destiempo al tobillo. ¿Se fue expulsado? Por supuesto que no. Verdaderamente vergonzoso.
Premio Redondo - Cristiano Ronaldo. No es un premio que suele recibir el portugués, pero hoy estuvo muy elegante en su juego, dejando exquisitos detalles como un taconazo increíble que dejó solo a Di María frente a De Gea. Luego el argentino desaprovecho la jugada.
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