El Real Madrid volvió a exhibirse en un partido que resultó ser un trámite para ellos. Y eso que Portugal dijo que iba a proponer un “partido feo” para el bien de su equipo. Supongo que con eso quiso decir poner el bus delante de la portería y ver si suena la flauta. Afortunadamente ganó nuevamente el fútbol y el anti-fútbol se fue con una nueva lección. Algún día aprenderán los equipos que meterse todos atrás contra el Real Madrid o el Barcelona es un suicidio futbolístico.
Los blancos comenzaron fuerte y en el minuto diez ya subió el primer tanto en el marcador. Fue el Pipita Higuain a gran pase de Di María, que envió un balón de 30 metros que dominó el ariete argentino y con toque sutil batió al guardameta visitante. Una gran definición para culminar una soberbia asistencia. La conexión argentina en su máxima plenitud. El segundo llegó con una jugada por la banda de Higuain que centró tirándose al suelo y CR7 empujó a puerta. Una nueva combinación entre los dos hombres de punta, dejando atrás esos días en que no se pasaban el balón y fallaban tantísimas ocasiones. El tercer tanto resultó luego de un gran pase al segundo palo de Özil para la entrada nuevamente de Cristiano que empujó nuevamente el balón sin darle oportunidades al cancerbero del Racing. El hat-trick de Ronaldo y cuarto gol del Real Madrid llegó gracias a un estupendo desborde de Di María que centra atrás. El pase lo recoge el luso que de media vuelta cruza el balón y deja estéril los esfuerzos del portero y defensa. El triplete de Cristiano Ronaldo, segundo suyo en el Real Madrid, daba tranquilidad total a los pupilos de Mourinho y al Santiago Bernabeu, exaltado ante la lección de fútbol que brindaba su equipo. El quinto del Madrid y cuarto del portugués llegó luego de una internada al área de Di María, de gran partido valga recalcar. La zaga del Racing le comete penalti y CR7 no falla. El sexto, para culminar la goleada, lo marcó Özil de gran jugada personal. El gol del honor para los cántabros lo marcó, sin querer, Rosenberg, aunque oficialmente fue atribuido a Diop.
Los madridistas han estado solventes en todas las líneas, aunque en algunos lances del partido el equipo perdió orden y rigor táctico y es cuando podría haber encajado algún gol, aunque nunca hubo riesgo de perder los tres puntos: para el entretiempo, el partido ya estaba resuelto. La gran pega fueron las tarjetas amarillas para Arbeloa y Canales cuando el partido ya iba 6-1. Son tarjetas que en el futuro pueden pasar factura y podrían haberse evitado. También podremos recriminarle al árbitro del encuentro que no haya expulsado a Arana y no haberle sacado la tarjeta amarilla a Rosenberg, si la memoria no me falla, por catapultar a Khedira contra las vallas al proteger un balón. Un gesto feo del racinguista, y sobre todo innecesario. También podría haber sido expulsado o amonestado Pepe por una entrada a destiempo sobre Diop, lo que me sigue dando que pensar sobre el portugués y su actitud sobre el campo. Es la contraparte total de su compatriota y compañero en la zaga central, Carvalho, que cada día me convence más y lo veo más sólido, incluso para sacar la pelota limpia.
La figura del encuentro, esta vez sí, fue Cristiano Ronaldo. Es ineludible, considerando que metió cuatro chicharros. Sería de miopía balompédica no atribuirle tal honor. No obstante, si hablamos de labor sobre el campo, para mí la gran estrella fue Ángel Di María. El argentino sigue empeñándose en darme la razón cuando dije que es uno de los mejores fichajes que podía hacer el Real Madrid. Joven, atrevido, mágico, entregado, sacrificado. Con dos asistencias y un penalti que cometieron sobre él, estuvo siempre participativo en ataque. Empecé en su posición habitual, sobre el ala derecha del ataque blanco pero, con el cambio de Marcelo, Mourinho sorprendió relegándolo al lateral izquierdo. Pero más sorprendió Angelito cuajando un partido soberbio TAMBIÉN de zaguero. Robó balones, jugó el balón al pie, recorrió su carril y se mostró dinámico. Todo eso hizo hasta que le saltó la térmica y se retiró con un calambre. El míster, en otro gran gesto, decidió que se retire del campo (los blancos ya habían utilizado los tres cambios) ya que la victoria estaba asegurada. Otra gran figura del Real Madrid fue Marcelo, que cada día que pasa lo está haciendo mejor. Hay que sacarse el sombrero ante el brasileño que si sigue con esta curva de progresión puede llegar muy alto. Pero todo rebaño tiene su oveja negra, y me molesta tener que hablar de él nuevamente, porque parece que tengo algo personal contra él y no es así. Por supuesto estoy hablando de Karim Benzema, que ya probó en sus carnes lo que es ser silbado en el Bernabeu. El público, harto de su pasotismo, pitó al francés la noche del sábado. Y no es para menos, porque parece que este señor no tiene sangre y se arrastra por el campo. Mucho se ha dicho y él mismo dijo que “no soy Anelka”, pero todo parece indicar que estamos volviendo a vivir la historia del Puma cuando lo vemos: un jugador que promete mucho, pero por su mentalidad y actitud hace que una afición tan exigente como es la del Real Madrid pierda los nervios.
No hay mucho más que decir de este equipo. Definitivamente no es de palabras sino de hechos y hay que verlos. Estamos delante del mejor equipo blanco de los últimos 10 años, a mi parecer, incluso superior al de los galácticos, dado que esta plantilla está mucho más compensada, mejor planteada y es más joven. Es digno de admirar, tanto por madridistas como por los amantes del buen fútbol. Si la Casa Blanca juega bien sus cartas, tenemos fútbol para rato en Chamartín.
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