jueves, 18 de agosto de 2011

Vencedores Vencidos

Por Pablo Calvo

El madridismo se irá a dormir con un sabor agridulce en la boca. Por un lado, ve que su equipo está muy bien física y futbolísticamente. En los dos partidos de la Súper Copa, el equipo blanco dominó al Barcelona y le ganó en su territorio. En su “fúpbol”, como diría Xavi. Dos partidos seguidos que la posesión es a favor del Madrid y en el que los merengues han tirado más a puerta. Vamos, dominio estadístico.

Pero el sabor amargo llega en el dominio goleador. El Real Madrid no tiene la pegada que tiene el Barcelona. Perdón. Que tiene Messi. Porque el argentino de los batidos es la bestia negra del Real Madrid y el causante de sus males. Es más que medio Barça y el principal problema del club de Concha Espina. Y si encima nos damos lujos como dejar escapar al Kun Agüero por la cantinela esta del “señorío”, entonces lo llevamos claro.

El FC Barcelona se alzó con la Súper Copa de España. Título menor, que lo que se libraba aquí no era una copa en una vitrina. Era el preámbulo de la guerra psicológica que necesita la plantilla de Mourinho para ganar Liga y Champions este año. Porque el Real Madrid, a pesar de ser actualmente mejor futbolística y físicamente, peca de una cosa: falta de confianza. Los blancos se creen inferiores a los blaugranas, y su mente limitadora es el palo en la rueda que no permite avanzar al carro de Mou. El límite de este conjunto de peloteros se lo imponen ellos mismos. Y nada más que ellos.

La preparación que queda para la verdadera batalla debería ser solamente psicológica. Lo de hoy ha sido un mazazo para la juvenil plantilla merengue y para gran parte del madridismo. Resulta increíble pensar que el Barcelona salió vivo del Bernabéu cuando debería haber sido goleado. Pero como al fútbol se juega con porterías, a pesar de lo que diga el inventor del fútbol Xavi, los culés se fueron con un injusto empate para rematar la faena en el Nou Camp. Y así fue, no sin pasar por muchísimos problemas. Y es que el Real Madrid fue netamente superior en Cataluña, así como lo fue en la capital de España. Perder esta clase de partidos es cataclísmico para un mente que estaba ya forjada para la victoria. Este traspié resultadístico retrasa la preparación de Mou unos dos o tres meses. Los jugadores tienen que volver a creerse los mejores. Principalmente porque lo son, pero si no lo crees, no lo serás realmente. Son bases de la psicología más primitiva.

Luego está todo el resto, lo extra-futbolístico: las declaraciones incendiarias de Piqué y Xavi a las que todo el mundo asienta con la cabeza, los recogepelotas que chulean a los jugadores visitantes, las constantes simulaciones de agresión y/o piscinazos, la prensa de toda España promoviendo el pensamiento único, los puñetazos de Villa a Özil sin venir a cuento con la respectiva expulsión de ambos jugadores (lo más bizarro jamás visto en el fútbol), la promulgación del seny con actitudes poco coherentes con el mismo y un sinfín de cosas más. Una lucha mental, un forcejeo psicológico, nuevamente. El extra-fútbol que deberíamos dominar y controlar si queremos vencer a estos canallas en su fuero. Pero con nuestra directiva, liderada por el peor presidente en lo institucional de, posiblemente, la historia del milenario Real Madrid, no vamos a llegar muy lejos en este apartado.

Nuestro último bastión de esperanza es ese portugués que le mete el dedo en el ojo a “Pito” Vilanova. El anti-cristo del siglo XXI. El vendetoallas prepotente. El demonio. Belcemou. Ese que Piqué dice que está destrozando el fútbol español, mientras que por otro lado provoca a sus compañeros de selección con frases impúdicas y soberbias, se proclama una persona anti-España y todo lo que ella representa, y escupe sin pudor a miembros de la RFEF. Pero eso poco importa. El madridismo es una piña y está con Jose Mourinho. Lo defiende a capa y espada y no permitirá que nada le pase. Lo conservará en su seno y lo protegerá de las hordas culonas, sea de la afición del Nou Camp, de los Boixos Nois de la redacción del Sport y MD o de los mismos jugadores del Barcelona que lo quieren fuera de Europa, mandarlo a trabajar de hilacordones a Shangai. Esos aspersores en una fría noche de agosto todavía duelen. Pero de todos modos, si tu máximo enemigo se preocupa por tu imagen, eso quiere decir que estás haciendo algo bien.

Hasta el final, ¡vamos Real!


Premio Di Stefano - Coentrao: Partidazos los del portugués. Apunta maneras de crack.

Premio Tuercebotas - Sergio Ramos: Nefastos partidos del sevillano. Jugando de central está mucho más centrado y comete menos errores.

Premio Stoichkov - Marcelo: Una entrada innecesaria sacó del partido definitivamente al Real Madrid. No quedaba mucho, pero su acción terminó de sellar la victoria culé.

Premio Redondo - Pepe: Magistral y elegante lo del central. Muchos lo tachan de guarro y carnicero, pero hay que ser miope futbolístico para no ver los cortes que realiza.

Bonus Track: Premio Bocachancla - Xavi y Piqué: Dos tontos integrales de cuidado. Por un lado, Guardiola pide calma y tranquilidad en el ambiente, pero luego manda a sus dos heraldos nazionalistas para incendiarlo con declaraciones agresivas contra la institución Real Madrid y sus miembros. Patético.

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