lunes, 14 de febrero de 2011

Contracrónica Espanyol-Real Madrid: Casta madridista

Por Pablo Calvo

Antológico partido del Madrid, que se repuso de una injusta expulsión en el minuto 1 para ganar un trabado encuentro. El Espanyol, más piscinazos que fútbol. Cornellà apretó pero no hubo respuesta por parte de sus jugadores. Colosal Marcelo.



Lo visto ayer en Montjuic es digno de la historia del Real Madrid y fiel a su tradición. Viendo el partido, presenciando como en el minuto uno se iba injustamente expulsado Casillas luego de que Lahoz cayera víctima del engaño de Callejón, me temí lo peor. Pero también sabía que si había un equipo en el mundo que podía ganar ese partido sería el Real Madrid Club de Fútbol. Es increíble cómo pasan nuevas generaciones de jugadores una y otra vez, incluso extranjeros, pero la sangre madridista, la casta blanca, permanece reluciente en la plantilla hoy, ayer y muy posiblemente mañana.

Con un partido en el que salió a jugar con diez casi desde los vestuarios, los merengues no pudieron tirar mucho de fútbol, pero tiraron de lo que había que tirar: pundonor. Así fue como el nuevo capitán del equipo, Marcelo, se echó el equipo a la espalda y desde la zaga comenzó a edificar la victoria. Con un partido espectacular, el brasileño fue sólido en defensa y contundente en ataque. Incluso marcó el gol de la victoria en el minuto 24, luego de una gran jugada de Cristiano Ronaldo, la otra figura del campo.

El planteamiento de Mourinho después de la expulsión de Casillas fue apostar por la velocidad de Özil, Cristiano y Adebayor para lanzar rápidos contraataques. Así fue como llegaron la gran mayoría de ocasiones blancas durante todo el partido. Adebayor tuvo muchísimas ocasiones pero las desaprovechó todas, algunas incluso que me dieron vergüenza ajena. Y la verdad es que el resultado es mentiroso, porque el Madrid, a pesar de jugar con uno menos, fue dueño y señor del partido, así como disfrutó de las mejores ocasiones para irse con dos o tres goles por encima en el marcador. El planteo táctico defensivo de los de Mou fue soberbio e infalible. Pepe volvió y fue una muralla que cortó todo lo que le pasó cerca y sacó el balón con precisión cuando el equipo lo necesitaba. Carvalho, el más flojo de la defensa, cumplió con su tarea, pero es que sus compañeros de línea estuvieron excelsos durante todo el partido sin excepción. El otro lateral, Arbeloa, cuajó una estupenda actuación. El salamantino está ganándole el pulso por el lateral derecho a Sergio Ramos, sin duda.

Khedira y Alonso, responsables de la contención en el centro del campo, fueron dos gladiadores que lucharon en su zona contra el aluvión perico y no dieron tregua a los espanyolistas. Controlaron su zona, la primera línea de la defensa blanca, que era lo que único que demandaba el encuentro. La noche de ayer no era una velada para solicitarles fútbol excelso, sino fútbol intenso y no defraudaron.

Los tres de arriba jugaron un buen partido y se sacrificaron sobremanera para ayudar a aplacar la inferioridad numérica. Cristiano Ronaldo hizo un derroche físico impresionante: tanto estaba ayudando en la banda en las coberturas como esprintando para seguir el ritmo de los contraataques. Özil fue el más desacertado de todos, muy posiblemente superado por el vertiginoso ritmo del encuentro, considerando su delicado estado físico. Adebayor ayudó mucho, aguantó, recuperó, presionó y fue una locomotora para los centrales locales. Su único fallo, el peor que podía tener, fue marrar tantas ocasiones. Las falló de todos los colores: manos a manos, media distancia, desde la izquierda, desde la derecha, desde el centro... Una lástima que no haya podido marcar ocasiones tan claras, ya que hubiera significado el partido total y un respiro para la ajetreada defensa madridista.

Entre tanto, el Espanyol vio estupefacto cómo los visitantes tomaban el timón del partido y sus esfuerzos para recuperarlo eran estériles, incluso jugando con uno más. Muy posiblemente se haya debido a que estaban más interesados en engañar al árbitro tirándose para escamotear faltas que generar fútbol. Los de Montjuic fueron borrados del verde del Cornellà y nunca encontraron la manera de remediarlo. El análisis del partido de los espayolistas se limita tristemente a esto.

En conclusión, el Real Madrid se impuso al Espanyol y ya está a cinco puntos del Barcelona, que demostró el sábado que es humano y puede perder puntos. Entre eso y la victoria de ayer, el conjunto blanco debe estar exaltado. Ganar en partidos como estos une al vestuario, sube la moral por las nubes y da fe al grupo, que es lo que se necesita para darle caza al mejor Barcelona de la historia. El gran capitán Marcelo le sacó las castañas del fuego al madridismo esta vez y esperemos que lo siga haciendo mucho más. Ayer quedó demostrado una vez más que la casta madridista existe y este conjunto la tiene intacta.


Premio Di Stefano - Marcelo. Sobran palabras para explicar la actuación del brasileño. Partido perfecto.

Premio Tuercebotas - Casillas. Me hicieron falta 60 segundos para elegir sin paliativos a Casillas como el peor del campo. Su craso error significó que sus compañeros jugaran en inferioridad numérica durante todo el encuentro. Sí, la expulsión se la tragó el trencillas del partido, pero su salida en falso fue patética.

Premio Stoichkov - Callejón. Un piscinero de cuidado este jugador. Una vergüenza que se pasara más tiempo rebosándose como una croqueta por el verde del Cornellà que jugando al fútbol.

Premio Redondo - Pepe. Cortó todo y jugó bien el balón. Si sigue con este rendimiento, vale bien los 5 millones que pide de renovación o incluso más.

2 comentarios:

  1. Callejón, un jugador formado en categorías inferiores del Real Madrid, la verdad que le echó un cuento de la hostia.

    Debutó en el Castilla en la 2006/07, en Segunda División, la siguiente campaña, en Segunda B, anotó 21 goles en 37 partidos, siendo el máximo anotador la categoría.

    El 18 de junio de 2008 fue traspasado por 1,2 millones de euros al RCD Espanyol de Barcelona

    Saludos

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  2. Callejón es un gran jugador que pierde mucho por sus piscinas. Lo mismo le pasa a Navas, a Capel y a muchos otros jugadores, incluso Di María a veces peca de piscinero.

    Honestamente, me parece repudiable el comportamiento de estos futbolistas. No me gusta ni que un jugador mío se tire y mucho menos que los contrarios lo hagan.

    Esta actitud puede ser hasta contraproducente. Si ayer el Espanyol se dedicaba a jugar al fútbol, seguramente habría sacado un mejor resultado.

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