viernes, 24 de agosto de 2012

El ángel de la esperanza

Por Pablo Calvo


Dos caras de una misma jugada: un Madrid con fe y un Barcelona vapuleado, a pesar de la victoria.

Cuando Cristiano Ronaldo volvió a perforar las redes de la portería de Valdés, las sombras de una liga perdidas se cernieron nuevamente sobre el Nou Camp como una espesa bruma de invierno londinense. Pero esa niebla fue rápidamenente disipada por la enésima pérdida de concentración de este Real Madrid que no logra mantenerse zen ante situaciones, paradójicamente, favorable.

El muro de Berlín psicológico que parecía haberse derrumbado con el gol de CR7 en el mismo escenario hace unos meses atrás volvió a levantarse como los glaciares recuperan en invierno los hielos perdidos en verano. Un error del juez de línea, algo habitual cuando te presentas en el estadio culé, acompañado de una floja defensa madridista, sentenció un empate que no dejó a nadie sin reacción: para los madridistas fue una decepción absoluta y para los culés, un bálsamo cuando peor estaban.

Mención particular merece el árbitro del encuentro, el señor Clos Gomez, que perdonó la tarjeta roja a Mascherano por una clamorosa falta al borde del área que el colegiado se comió completamente, y por propiciar el juego barriobajero del Barcelona, cortando todas las contras del conjunto de Mourinho y dejando que el área del Real Madrid sea una piscina municipal, sin la más mínima consecuencia para Alexis Sanchez, que para las olimpiadas de Río de Janeiro intentará robarle el récord a Phelps como siga en esta dinámica.

Luego llegó Iniesta y terminó de desbaratar un centro del campo y defensa madridista marcado por la ausencia de Pepe y por el paupérrimo estado físico de algunos de los jugadores del club de la capital. Un trasnochado Özil, que no aportó nada ni en defensa ni en ataque, junto a un poco rodado Albiol que se le notan las desgracias ante el más mínimo apuro, fueron el eje que debilitó el bloque visitante. Junto a un desacertado e impetuoso Sergio Ramos y un desidioso Benzema, el cóctel molotov estaba servido. Parecía que iba a explotar en las manos de Mourinho cuando un infatil error de Valdés permitió a un valeroso Di María explotar las carencias del portero local para robarle la cartera de manera astuta y marcar el 3-2. Un ángel de la esperanza para un Madrid que pasó de una parada a quemarropa de Casillas que podía significar el 4-1 a un 3-2 que deja a los madridistas con confianza para una vuelta que estará repleta de intensidad y que tendrá un poco más de pimienta que este soso partido de ida que han protagonizado los dos azotes del fútbol mundial.

Ahora los focos estarán en el partido del domingo ante un Getafe que nunca se lo pone fácil al conjunto madridista. Pero todo el madridismo sabe que este encuentro es mera pirotecnia, puesto que el verdadero combate será el miércoles. Un victoria madridista puede poner en jaque a un Tito Vilanova ante un vestuario de estrellas que pueden devorar con avidez a un entrenador de su perfil. Esperemos que Mourinho haga su magia y Cristiano, sus goles. Pero siempre rezándole a nuestro ángel de la guarda, Di María.


Premio Di Stefano - Iniesta: El mejor del encuentro y el más desequilibrante. Ha sido el que más brilló en un mar de opacidad.

Premio Tuercebotas - Benzema: La desidia con la que jugó hace recordar al peor Benzema. Le faltó el hambre y el físico que demostró la anterior temporada.

Premio Stoichkov - Alexis Sanchez: El chileno pasó más tiempo en el suelo que jugando al fútbol. Su duelo particular con Coentrão lo perdió categóricamente y terminó siendo reemplazado.

Premio Redondo - Khedira: Robó, quitó, distribuyó y llegó al área, de manera desacertada pero siempre presente allí. Sami es a día de hoy el que está más fuerte físicamente en la plantilla madridista.

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