Contracrónica Real Madrid-Getafe: Lo malo de jugar contra uno mismo

Lo malo de jugar contra uno mismo y contra un rival es que se sufre mucho, incluso se puede perder puntos. Sabemos que hay que analizar un partido profundamente cuando los dos goles de tu adversario han venido por sendos errores garrafales de la defensa. En defensa de la zaga madridista, hay que aclarar que dos de los defensores no son titulares habituales y Sergio Ramos no jugó en su posición habitual.

El Real Madrid visitó el Coliseum con la total obligación de ganar y se enfrentó a un Getafe muy serio, ordenado. Blancos y azulones llegaron al Alfonso Pérez en calidad de viejos amigos, buenos vecinos, que iban a jugar un encuentro que enfrentaba distintas necesidades. El Madrid tenía la obligación de seguir dando caza al Barcelona y el Getafe quería entrar en zona europea. No obstante, y a pesar de la histórica amistad entre estas instituciones, el partido brindó mucha tensión y un sinfín de asperezas, incluso polémicas arbitrales. Un encuentro pirógeno, de vértigo durante buena parte del mismo hasta que los madridistas decidieron enfriarlo, de manera infructuosa al final.

El conjunto merengue se plantó en el césped con la ya clásica disposición de Mourinho, con su doble pivote y un solo delantero. La única novedad fue la inclusión de Lass Diarra en lugar del alumno prodigio de Mou, Khedira. Las bandas de avanzadilla fueron ocupadas por los sospechosos de siempre: CR7 por la izquierda, Di María por la derecha. La línea defensiva ofreció tres cambios sustanciales: Arbeloa por la derecha, Sergio Ramos y Albiol de centrales y Marcelo por la banda izquierda. En la meta, el de siempre.

Ante el trabado comienzo del partido, el Madrid se encontró en el minuto 10 con un claro penalti de Mané a Di María, aunque Undiano Mayenco ya se había "comido" uno de Cata Diaz a Cristiano Ronaldo. El penalti subió al marcador y, de paso, puso a Cristiano líder en la tabla de goleadores, una diana por encima de Messi. Hay que remarcar que Mané no recibió tarjeta amarilla, a pesar de que lo meritaba.

El Real Madrid basculó el partido espesamente, pero el mediocampo blanco fue un auténtico cataclismo, irreconocible. Incluso al siempre sobrio de Xabi Alonso se le notaba perdido. Lass cuajó una decente labor defensiva, pero en el corte ofensivo, si bien no es su trabajo, fue muy mediocre. Afortunadamente para ellos, los tres estiletes ofensivos emplearon su mejor fútbol y fueron los verdaderos artífices de la victoria blanca. El segundo gol del Real Madrid, de Özil a gran pase de Di María, fue el mejor ejemplo de esta afirmación.

Sumado al pobre rendimiento de los dos mediocentros, Arbeloa obró uno de los peores partidos de su etapa blanca. Su banda fue un coladero, marcando mal y no sabiendo como detener las embestidas azulonas por su banda, viéndose superado permanentemente. Tanto fue así que Parejo lo rompió con mucha clase, y demasiada facilidad, y, a causa de su lenta reacción, no pudo detener al canterano madridista que se fue de su marcador. Para más inri, Lass llegó tarde a la cobertura escalada y el 11 del Getafe empotró el balón dentro de la portería de Casillas con tiro certero al primer palo. Este fue uno de los tantos errores que regaló el Real Madrid al Getafe, y una de las claves del por qué el partido fue para cualquiera hasta el final.

La otra clave por la que el partido se mantuvo en llamas hasta el pitido final fue la penosa actuación de Undiano Mallenco. El colegiado ametralló a tarjetas al once de Mou. Sin piedad. La primera tarjeta amarilla a Arbeloa es ridícula, y muy severa la segunda también. La tarjeta de Di María y Khedira, igual. La de Lass, por manos, demasiado rigurosa. Rigor que no aplicó en Parejo, cuando cortó una jugada en ataque de los madridistas con una mano flagrante. Aún más, el equipo que menos pegó se fue con 10, mientras el otro nunca se vio con riesgo de sufrir una baja por una tarjeta carmesí. Mané y Miku, con el reglamento en la mano (como Undiano sancionó contra el Real Madrid, ojo), no deberían haber terminado el partido. Si a todo esto le sumamos el penalti escamoteado a los blancos, podemos decir con toda severidad que el árbitro perjudicó al conjunto de Chamartín. Una vergüenza a la que los colegiados de la Liga española nos tienen acostumbrados, muy para la desgracia de todos los que amamos el deporte rey.

En conclusión, podemos aseverar que el Real Madrid se impuso al Getafe en un partido ardoroso, mucho más de lo que aparentaba cuando el equipo blanco iba 2 a 0 arriba a los 20 minutos del primer tiempo. A pesar de los errores defensivos de los laterales, en el primero gracias a Arbeloa y el segundo a un grosero error de Marcelo, de los fallos en contra de Undiano Mallenco, con un doble rasero a la hora de sacar tarjetas, y a pesar de un Getafe ordenado y con mucho pundonor, que quizá hubiera merecido más si se hubiera empleado más en ataque y hubiera arriesgado más.

Premio Di Stefano - Ángel Di María. El extremo realizó el partido total. Ayudando en defensa y dando dos goles para su equipo en su faceta ofensiva. Fue una permanente estocada en la banda izquierda de la zaga azulona. Magnánimo.

Premio Tuercebotas – Álvaro Arbeloa. Vaya partidito cuajó el canterano. Un coladero en su banda, expulsado y nulo en ataque.

Premio Stoichkov – Miku. Para un delantero, repartió leña que dio gusto. Una patada sin balón y realmente nefasta a Casillas en la rodilla, en la cual no le pusiero ni siquiera tarjeta amarilla. Luego, fue amonestado por una durísima entrada a Di María.

Premio Redondo – Parejo. Un partido muy elegante del canterano blanco. Encima, marcó un gol de galería. Hay que seguirlo para empezar a determinar si el Real Madrid decide repescarlo o no, aunque parece un gran recambio para cuando Xabi no esté.