miércoles, 6 de marzo de 2013

El Teatro de las Pesadillas

Por Pablo Calvo
Se nota que la Premier se le da bien...

Se repitió el escenario y la escena. El Real Madrid volvió a imponerse en Manchester ante el público mancuniano que vuelve a sufrir una pesadilla blanca en el Teatro de los Sueños, estadio talismán para el conjunto madridista. Volvió a ser un tal Ronaldo el que los sentenció al olvido, un Ronaldo también ovacionado más al principio que al final. Un Ronaldo sobrepasado, paradójicamente, por un ambiente benévolo, contrario a los que se encuentra en el territorio español. Sumado a la desaparición de Cristiano, la lesión de Di María parecía hundir aún más animicamente a un equipo que veía como los cuartos de final de su competición más mística se les escurría por las endebles manos.

El planteo de Ferguson fue claro desde un principio y una declaración de intenciones sin ocultamiento: defender el buen resultado de la ida y salir a la contra, en una estrategia que ya utilizó en el Santiago Bernabéu con gran éxito. El partido en el Nou Camp, afirmó, le enseñó como batir a este Real Madrid. Pero no se percató de un mínimo detalle: el Real Madrid no es el Barcelona ni el Manchester United es el Real Madrid. En un planteo 4-2-3-1 planificado para destruir los contraataques merengues y taponar las bandas con extremos rápidos como Giggs y Nani, dominó gran parte del choque pero sin profundidad. Tan poca profundidad que el gol llegó por medio de Sergio Ramos, que remató en propia puerta un centro de Nani. Minutos después llegó el momento fatídico para los Red Devils: la expulsión de Nani. La roja al extremo portugués es discutible. Pero lo que no da lugar a la reflexión es que Arbeloa no finge en ningún momento el contacto puesto que existe: es un evidente plantillazo en el torso. A título personal, me parece una tarjeta anaranjada, por lo que comprendo perfectamente la roja como comprendería una amarilla. Es una jugada 100% de interpretación, la labor más complicada para un árbitro, que tiene que decidir en un instante lo que a nosotros nos lleva días de análisis intensivo con veinte cámaras en diferentes tomas.

De todos modos, lo que ha volcado la balanza hacia un lado u otro ha sido la capacidad de reacción de los entrenadores ante lo sucedido. Mientras Mourinho reemplazo a Arbeloa inmediatamente para dar entrada al hombre de partido, Luka Modric, Ferguson se sentó a esperar qué ocurría. Y lo que aconteció no fue otra cosa que un Madrid arrollador que ante la entrada del croata se hizo dueño y señor del partido. Con un Modric vertical y un Higuaín caído en banda en labores de extremo derecho, los visitantes metieron el terror en los de rojo. Un espectacular centro-chut del Pipita iba a ser sólo un aviso de lo que iba a ocurrir. Pero el que metió de lleno en el partido a los suyos fue Luka Modric, que de potente disparo marca de la casa inauguró el marcador merengue. Un justo premio a un excelso partido del mediapunta. Escasos minutos después llegó otro pase interior del croata a Higuaín, que aguantó bien el balón y lo soltó para Özil, que con mucha elegancia lo devolvió en pared al argentino. El nuevo centro-chut del Pipita encontró a un Cristiano Ronaldo, desaparecido hasta entonces, que lo remató al fondo de las mallas. Esto supuso la sentencia de muerte del Manchester United. Una pena capital al rácano planteamiento ofrecido por Sir Alex Ferguson.

El resto del partido fue directo al más profundo de los olvidos. El Madrid pudo rematar el partido o el Manchester United pudo descontar. El único nombre propio que se puede extraer de estos lances es el de Diego López, que se hizo enorme en una portería acomplejada como la del Real Madrid, parando todo lo parable, sosteniendo la integridad de su equipo. Pero poco importa ya. Por tercer año consecutivo, el Real Madrid se mete en cuartos de final de la Champions League. Un club que, en los últimos años hasta la llegada de Mourinho, era el hazmerreir de la competición, donde caía una y otra vez contra equipos de medio pelo, con incluso goleadas humillantes. Ahora, es el azote de Europa y no hay equipo en el continente que quiera enfrentarse a ellos. Ha pasado una fase de grupos legendaria, con cuatro campeones de liga. En octavos juega contra el líder de la Premier, la liga más poderosa del mundo. Nada pude parar a la apisonadora merengue. Esperemos que siga así hasta Wembley. Gracias por tanto, Jose.


Premio Di Stefano - Luka Modric: el croata ha destrozado literalmente a un Manchester United completamente volcado a defenderse. Con un gol y mucho fútbol, por fin compensa lo que se ha pagado por él, tanto en el plano económico como emocional.

Premio Tuercebotas - Robin Van Persie: Ausente. No hizo nada de lo que se esperaba de él y volvió a demostrar que es un jugador que se esconde en las grandes citas.

Premio Stoichkov - Nani: Emulado a De Jong, propinó un plantillazo a la altura del estómago a Arbeloa. Intencional o no intencional, es una jugada durísima que pagó el premio más alto.

Premio Redondo - Luka Modric: controló el tempo del partido y ayudó en los últimos minutos a la recuperación del balón que se había de tener el Real Madrid. Un partido sublime del croata.

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