domingo, 29 de enero de 2012

El juego de las siete diferencias

Por Pablo Calvo

Los indignos postrados ante un dios del balompié


En este caprichoso juego casi de azar que es el fútbol, la diferencia la marcan las capacidades individuales y colectivas de los equipos. El juego de las siete diferencias que tuvo lugar ayer a la noche, entre el partido que comenzó a las 20:00 y el que comenzó a las 22:00, son dignas de un extenso análisis:

1) Las conexiones colectivas resolvieron para uno y fallaron para el otro: La creación de juego del Real Madrid fue vertiginosa, veloz, sobre todo en la segunda parte cuando los jugadores salieron con una actitud más incisiva. La conexión Kaka-Özil-Cristiano fue notoriamente superior a la liason Xavi-Cesc-Messi, posiblemente debido al planteo táctico expuesto por cada entrenador.

2) Hombre a hombre, el Real Madrid cumplió con creces. Esta diferncia sobre todo quedó patente en los pilares de ambos equipos: Özil y Xavi. Las piezas claves merengues han logrado desbaratar el sistema defensivo del Zaragoza con facilidad, especialmente en los segundos 45 minutos. Özil ha resultado ser demasiado para la defensa maña. Abrió huecos, se desmarcó, generó ocasiones, cedió un gol hecho a Cristiano Ronaldo y marcó otro. A diferencia del Macho Alfa culé, que fue reemplazado rápidamente por Guardiola al ver que su jugador insignia en el mediocampo, su faro de Alejandría, estaba completamente apagado en el verde del Madrigal, más perdido que los otros jugadores a los que supuestamente debía orientar. Espeso en la creación, invisible en la recuperación y apenas un pase decisivo que Alves marró al intentar pasar el balón al joven de los batidos en lugar de tirar a puerta, teniendo un disparo claro.

3) Cambio de actitud radical en el descanso. El Real Madrid, como viene siendo costumbre ya, regaló el primer tiempo. Si bien dominó ampliamente el partido, tuvo solamente tres o cuatro ocasiones manifiestas de gol, incluido un cabezazo de Benzema que todavía no me explico cómo no terminó en el fondo de las redes defendidas por Roberto. La segunda mitad fue un partido completamente diferente, con un equipo merengue presionando muy arriba y jugando al fútbol sin balón, algo realmente necesario contra defensas echadas atrás, y cerradas a cal y canto. El Barcelona, por su parte, salió displicente en los primeros 45, incluso con Messi tirando vaselinas para intentar definir en una ocasión donde Diego López había quedado a media salida y podía rematar la faena como quisiera. En la segunda parte, nada más lejos de mejorar, la displicencia se convirtió en nervios y los nervios en desesperación. La desesperación, como era de esperar, terminó mutándose en desolación al ver que la victoria se escapaba.

4) El planteo táctico desplegado por el Barcelona, con un 3-5-2 bilardista, un dibujo clásico de Bielsa cuando capitaneaba la selección argentina (3 defensas, Pochetino-Samuel-Ayala, 2 laterales en el centro del campo para completar la defensa de 5, Zanetti-Sorin). El esquema defensivo Puyol-Abidal-Piqué con Adriano y Alves en el centro del campo jugando de lo mal llamado carrilero no es un sistema que funcione correctamente con el juego del Barcelona, puesto que si bien los dos brasileños pueden aportar vértigo y velocidad por banda, el equipo blaugrana pierde efectivos en el centro del campo para hacer el fútbol tostón que genera huecos para el único factor desequilibrante que tenían ayer sobre el campo: Lionel "Hormonas" Messi. Por su parte, el Real Madrid saltó al campo con un dibujo táctico ultraofensivo, con Marcelo y Altintop en los laterales para sus incorporaciones en ataque, Granero (lo mejor del Madrid junto a Özil) para ayudar a Xabi en el trato del balón, con Özil y Kaka en la mediapunta para unir a los centrocampistas con los atacantes, y Cristiano-Benzema en la punta de la lanza. Si bien el francés y el luso no estuvieron lúcidos, el teutón de ojos telescópicos ha dado un sublime concierto de fútbol. Eso le bastó al conjunto de Mourinho para destartalar a los visitantes. Mesut está de vuelta y esperemos que se quede mucho tiempo.

5) Dicen los entendidos que las plantillas cortas son un plus al rendimiento. Y puede ser, porque teniendo a unos jugadores maquinados, simplemente los remplazas para darles descanso, pieza a pieza. El problema viene cuando quemas a una plantilla pequeña con dos partidos por semana presionando como un jabato. Eso, sin batidos, causa lesiones musculares por un tubo, como estamos viendo esta temporada en el FC Barcelona. El resultado es lo que tenemos delante: cambios de planteamiento y promoción de jugadores del filial que no están preparados para la presión de esprintar contra todo un Real Madrid. Por su parte, el equipo de Chamartín tiene una plantilla de hasta 24 jugadores que le permite, a) hacer rotaciones constantes todos los partidos, b) jugar todos los partidos al 100% físicamente, c) variantes tácticas, d) permitirse lesionados claves, e) tener distintos perfiles de jugador para adaptarse a los inconvenientes que puedan surgir en un partido. No me imaginaría a un Barcelona ganando partidos con tanta facilidad como hacen los madridistas si les faltara Busquets e Iniesta, tal y como es el caso de los blancos ante la ausencia de Di María y Khedira, piezas claves en el fútbol de la disciplina blanca. Allí radica una gran parte del problema actual culé: pocos efectivos de confianza para presionar como perros la salida del balón rival dos veces por semana.

6) Los entrenadores han jugado un papel clave en los resultados de los encuentros de la velada de ayer. Mourinho, aplaudido más que ninguno ayer en el Santiago Bernabéu, volvió a demostrar que esos clichés de entrenador ultradefensivo no le hacen justicia. Acertó de lleno en el planteamiento y en los jugadores. Quedo patente que su fe ciega en Özil acabó dando sus frutos. Creía que la rehabilitación del alemán era vital para este equipo y el juez tiempo terminó dándole la razón, como casi siempre. El portugués supo también cómo despertar del letargo a los leones que durmieron durante la primera parte. Ha demostrado nuevamente ser un excelso motivador. Por su parte, Josep Guardiola volvió hacer el ridículo con una formación defensiva, infiel a sus principios del "fúpbol" de toque, que acabó por confundir a sus pupilos. Tampoco supo cómo reactivar el espíritu de sus jugadores durante el descanso, lo que resultó en la debacle final. Los cambios tampoco pudieron romper el sistema del Villareal, lo que vuelve a demostrar que Guardiola es un excelente entrenador cuando todo va cuesta abajo pero que no sabe descifrar los partidos y mucho menos tomar las medidas necesarias para destrabar a sus entrenados.

7) ¡Los puntos de ventaja que le sacamos a los acomplejados! ¡Hala Madrid!


Premio Di Stefano - Mesut Özil: el alemán volvió a ser el director de la filarmónica de Chamartín. Su juego exquisito y armonioso terminó por desconcertar a los maños, logrando una nueva remontada.

Premio Tuercebotas - Marcelo: Un nuevo fracaso de Marcelo en defensa. Nuevamente llega el gol por su banda y fue una carga pesada para los centrales del Madrid que tuvieron que tener un ojo y medio en los huecos que dejaba.

Premio Stoichkov - Vacante: El Zaragoza no se dedicó a dar patadas, posiblemente la razón por la que no pudo retener la ventaja en el electrónico. Por su parte, el Madrid, que dominó el partido de cabo a rabo, no necesitó emplearse con dureza.

Premio Redondo - Esteban Granero: El Pirata cuajó un partidazo. Le dio equilibrio al mediocampo, se combinó espectacularmente bien con Özil y repartió juego con mucho criterio. Me entusiasma ver el renacer de un nuevo Granero en el cual podemos confiar.

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